Críticas / Kritikak
Crítica de Eduardo Aisa, para La Rioja Digital y la revista especializada Ritmo, acerca del estreno absoluta de la versión para orquesta y coro de cámara de la Novena Sinfonía de Beethoven. Adaptación creada y dirigida por el ilustre maestro Pedro Halffter.
8 de junio de 2022. Auditorio de Logroño.
"Mención especialísima al excelso Coro de Cámara de Pamplona, que mostró un color vocal insuperable, una potencia restallante en el Himno de la alegría y una suprema precisión y empaste en el difícil tema fugato. El acorde final despertó una aclamación y entusiasmo del público como hacía mucho tiempo no tenía lugar en Logroño".
Eduardo Aisa.
PROGRAMA
Sinfonía “Coral” n.º 9 en re menor, op. 125 de Ludwig van Beethoven, en versión reducida para orquesta y coro de cámara,de Pedro Halfter * Estreno mundial
FICHA ARTÍSTICA
Solistas:
Ashley bell, Soprano
Anna Tona, Mezzosoprano
José Luís Sola, Tenor
Ángel Ódena, Barítono
Coral de Cámara de Pamplona
Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid OSM (orquesta titular del Teatro Real):

Crítica de Arturo Reverter, para El Cultural del periódico El Español y en la revista Beckmesser, del estreno absoluto de la versión camerística de "Atlántida" de Manuel de Falla. Una coproducción de la Coral de Cámara de Pamplona y el Museo Universidad de Navarra.
(5 de marzo de 2022. Museo Universidad de Navarra)
Manuel de Falla, Ernesto Halffter
Coral de Cámara de Pamplona
Dirección musical, David Gálvez Pintado
Dirección escénica, Tomás Muñoz
Producción Coral de Cámara de Pamplona y MUN
Corifeo/Falla anciano: José Antonio López (barítono)
Pyrene: Gemma Coma-Alabert (mezzosoprano)
Isabel: Marta Huarte (soprano)

“Atlántida de Falla en Pamplona. En busca de las esencias”
Tras la presentación hace unos meses en Cádiz de una versión reducida, se ha exhibido por fin en Pamplona la que recoge la totalidad del trabajo de David Gálvez sobre la partitura original de esta cantata escénica salida de las manos de un Falla dubitativo que no llegó a culminar el problemático proyecto, heredado por el discípulo Ernesto Halffter en el curso de un camino lleno de alternativas, dudas, vueltas atrás, retoques y variadas luces. Cercós apuntaba que las características del empeño acercaban a Falla a un monumentalismo que nunca había sentido.
Para dar cima a la obra Falla, como nos recordaba Yvan Nommick, acudió a numerosas fuentes: música de la antigüedad griega, música de los incas, música popular india, música popular catalana, música de oriente próximo, música japonesa, china e indochina, música de los siglos XIII y XIV, música española del siglo XVI… Ernesto Halffter recortó la composición y la podó de todas aquellas notas que él mismo consideraba que no eran estricta y radicalmente de su maestro; o que éste no las hubiera, quizá, dado por buenas; en particular muchas de las que afectan a la segunda parte del oratorio.
Es esta versión expurgada, presentada en Lucerna en 1976, la que ha utilizado básicamente Gálvez para su trabajo, en el que no han faltado correcciones y en la que se ha estrujado la partitura hasta dejarla en los huesos, en la pura esencia. Una labor espartana, minuciosa de un carácter ascético que sin duda habría convencido al dubitativo y finalmente poco resolutivo don Manuel; y que ha tenido una muy digna interpretación al mando del propio director de la Coral pamplonica, que ha sabido conjugar y concertar los elementos a su disposición, empezando por la pareja de diestros pianistas –en ocasiones solo uno- y el excelente percusionista, componentes de la extraña y a la postre sutil, eficaz y por momentos vigorosa base instrumental.
El stajanovista José Antonio López, barítono de una pieza, resonante, de tinte oscuro, de recia encarnadura, de canto sutil cuando al caso viene, dijo con austera expresividad y cálida entonación su parte como Corifeo y dio la imagen del Falla anciano con su bastón en ristre. A su lado la contra imagen del Falla niño de Leire Peralta. Contundente, entonada, con su característico vibrato Gema Coma-Alabert; y delicada, de suaves maneras, la Isabel de Marta Huarte, soprano dúctil, que dijo el “Sueño de Isabel” de manera exquisita, con el aire arcaico que se precisa. Las siete Pléyades –con una sustitución de última hora- estuvieron generalmente entonadas y ajustadas en su canto, tan próximo en el recuerdo al de las Muchachas Flor del “Parsifal” de Wagner.
En “Las Carabelas” y la “Salve”, en las imitaciones del la procesional “La noche suprema”, en los compases majestuosos de “El peregrino”, la Coral de Pamplona mostró la calidad de sus voces y la expresividad de su canto, tan cambiante, bien que no siempre el ajuste y la afinación fueran perfectos. Bien el bailarín Carlos Díaz en sus papeles mudos de Hércules y Colón; una de las muchas ideas salidas del magín de Tomás Muñoz, un director de escena de esos que le buscan las vueltas a casi todo. Aquí tenía ancho campo para lucirse y dar rienda suelta a su fértil imaginación: proyecciones, manejo de luces, ascética concentración, movimientos acompasados de la Coral y observación de las indicaciones del propio Falla contenidas en cartas y anotaciones de su propia mano.
Todo contribuyó la buena marcha general de la representación, que aún habrá de perfeccionarse en el futuro si hay ocasión para ello. Habrá que limar asperezas, buscar precisiones y conseguir un mayor encaje y seguridad de la mano de un Gálvez conocedor, de gesto expresivo y aglutinador, con o sin batuta. Teatro lleno y gran éxito de todos.
Falla: “Atlántida”. Versión camerística de David Gálvez. José Antonio López, Gemma Coma-Alabert, Marta Huarte. Rinaldo Zhok y Naiara Egaña, piano a cuatro manos. Salva Tarazona, percusiones. Carlos Díaz de Cerio, bailarín. Coral de Cámara de Pamplona. Dirección musical: David Gálvez. Dirección de escena: Tomás Muñoz. Auditorio del Museo de la Universidad de Navarra, 5 de marzo de 2022.
Crítica de Alberto González Lapuente, para ABC, del estreno absoluto de la versión camerística de "Atlántida" de Manuel de Falla. Una coproducción de la Coral de Cámara de Pamplona y el Museo Universidad de Navarra.
(5 de marzo de 2022. Museo Universidad de Navarra)
Manuel de Falla, Ernesto Halffter
Coral de Cámara de Pamplona
Dirección musical, David Gálvez Pintado
Dirección escénica, Tomás Muñoz
Producción Coral de Cámara de Pamplona y MUN
Corifeo/Falla anciano: José Antonio López (barítono)
Pyrene: Gemma Coma-Alabert (mezzosoprano)
Isabel: Marta Huarte (soprano)

“La Coral de Pamplona redescubre 'Atlàntida'”
Manuel de Falla decía que 'Atlàntida' estaba en su interior desde que era niño. Lo exteriorizó en 1928, cuando surgió la posibilidad de componer una obra basada en el poema de Jacinto Verdaguer. Dos décadas tardó Wagner en completar la inabarcable e ideológica 'Tetralogía' y casi el mismo tiempo estuvo Falla tratando de dar forma musical a su proyecto escénico. Más de doscientos folios de apuntes y varios miles de documentos se acumulaban a su muerte en 1946. A partir de entonces, el enigma de 'Atlàntida' ha permanecido latente. Así lo entiende la producción escénica que acaba de estrenarse en Pamplona. Con ella se ha inaugurado el ciclo Cartografías de la Música que organiza el Museo Universidad de Navarra y que esta temporada celebra su octava edición.
La producción es un proyecto de la Coral de Cámara de Pamplona, capitaneado por su director David Gálvez Pintado. El 21 de noviembre del pasado año se presentó un avance semiescenificado en el Gran Teatro Falla de Cádiz, dentro del Festival de Música Española de la ciudad.
'Atlàntida' es uno de los grandes interrogantes de la historia musical española.
La incapacidad del propio compositor para dar forma a la obra demuestra la compleja materialización de un proyecto que aspiraba a definir lo español, asunto que perturbó por igual a Unamuno, a Ortega… a Bergamín quien forzó el plus religioso que para Falla era artículo de fe (en el caso de Bergamín incluyendo derivaciones comunistas). La compleja personalidad del compositor se sumó al problema, incluyendo las vivencias de una España cruel, capaz de procesionar con cilicios para flagelar los pecados, de convertir en una fiesta la quema de iglesias o de asesinar sin recato a los propios vecinos. Cuando Falla marchó a la Argentina en octubre de 1939 llevó consigo el sufrimiento y desconcierto que le produjo la contradicción entre fe y vida, pero nada dijo. Su silencio era el silencio de 'Atlàntida', de una obra que estaba bloqueada por un sentimiento de culpa e incomprensión.
'Atlàntida' se estrenó en 1961, tras el trabajo de recomposición hecho por el alumno de Falla, Ernesto Halffter, quien todavía pulió la obra años después. La versión de Lucerna, escuchada en 1976, se ha dado por definitiva desde entonces. A partir de ella se planteó la última grabación de la obra dirigida musicalmente por Edmon Colomer (1992) y la inolvidable y monumental puesta en escena de Carlus Padrissa para La Fura dels Baus, vista en la plaza de las Pasiegas en Granada dentro del Festival de Música y Danza (1996). 'Atlàntida' sobrevivió a Falla pero desde una perspectiva funcional, ajena a los tormentos de compositor y decididamente reafirmada por Halffter dentro de los vericuetos formales y semánticos del 'Parsifal' wagneriano. Ernesto Halffter superó los miedos de Falla porque no eran suyos lo que le permitió tomar decisiones hasta límites no del todo claros. Considerar que ese trabajo es la 'Atlàntida' definitiva resulta utópico. Por su propia naturaleza, 'Atlàntida' es una obra abierta a la reinterpretación contemporánea.
La versión de Pamplona es la primera que aborda una transformación sustancial de la obra desde las intervenciones de Halffter. Parte de la edición de Lucerna con algún añadido como la escena de la muerte de las Pléyades, y se adapta al formato de cámara para piano a cuatro manos y percusión. José Antonio Hoyos y Sergi Moreno-Lasalle han preparado la traducción completa al catalán. Quizá, el argumento que ha llevado a plantear la reducción de la obra sea discutible pues toma en consideración el esfuerzo del propio Falla por sintetizar la obra, desnudando una y otra vez la orquestación, sublimando el lenguaje a partir de una tradición culta que él mismo llamaba nuestra música natural. 'El retablo de maese Pedro' y el 'Concerto' así lo demuestran. Sin embargo, sí es posible creer en una perspectiva estrictamente pragmática, en un espacio de experimentación.
Para el espectador contemporáneo 'Atlàntida' carece de referentes vitales hasta el punto de que su terminología chirría (por ejemplo, las referencias a la raza).
Hoy solo es posible entender como argumento literario el tema del continente hundido por sus pecados y redimido en un Nuevo Mundo que surge tras la victoria de la fe cristiana por la acción de España a través de Colón, el héroe católico. Imaginar, como decía Falla, que las civilizaciones caen castigadas cuando olvidan las leyes eternas y renacen si se someten al orden divino está fuera de toda consideración.
Estos días más que nunca, desgraciadamente. En realidad, la 'Atlàntida' de Pamplona está más cerca de Verdaguer, como asunto argumental, que de Falla, como herencia ideológica. De ahí el acierto del director de escena Tomás Muñoz quien ha construido un espacio próximo y solemne, potente en su visualidad y desarrollo, y sugerente a partir de símbolos cuya interpretación es perfectamente digerible por el espectador actual.
Se percibe en la evocación marina del comienzo, anticipada por el ruido del mar y el graznido de las gaviotas que se escucha mientras los espectadores entran al teatro del Museo Universidad de Navarra. Y en las distintas imágenes que se proyectan al fondo y sobre el suelo matizadas en una gama cromática que traduce impresiones. El azul acuoso, el rojo para el incendio de los Pirineos, el verde del huerto de las Hespérides, el gris para las escenas de guerra que acompañan el 'Sanctus' tras 'La voz divina'. Tomás Muñoz ha logrado convertir 'Atlàntida' en una liturgia teatral contemporánea en la que lo anecdótico toma forma virtual, por ejemplo el dragón que desciende del cielo en forma de haz de luz, y el misterio se transcribe como símbolo, como en el escenario de cruces que acompaña la escena de «El peregrino»; las tres cabezas de Gerión representadas por tres cantantes, la danza de Alcides… Y aún se fuerza el protocolo colocando al coro al fondo de escenario forzando su misión comentarista, apenas rota en momentos determinantes como 'La salve en el mar' que se canta al frente.
'Atlàntida' fue el sueño de Falla y en Pamplona se hace evidente a través de su presencia física, incorporado como personaje capaz de articular la representación. Como niño está encarnado por Leire, con voz estupenda. Ya anciano, lo interpreta José Antonio López, quien asume también el papel narrador de Corifeo ofreciendo una versión potente y bien proyectada. También defienden su parte con mucha solvencia Gemma Coma-Albert, la desventurada reina Pirene, y Marta Huerte Donázar ante 'El sueño de Isabel', la reina católica dispuesta a despojarse de su riqueza terrenal con el fin de apoyar el viaje de Colón. El protagonismo final recae, no obstante, sobre la Coral de Cámara de Pamplona y su director, David Gálvez Pintado, colocado en el falso foso del teatro entre el piano y la percusión.
Con 76 años de historia y un patrimonio musical que nace en la música renacentista y asume notables incursiones en el repertorio contemporáneo, la coral pamplonesa pisa el escenario con gallardía. Y en su interpretación se adivina la posibilidad inmediata de convertir 'Atlàntida' en toda una experiencia.
Las voces tiene calidad, como demuestran los solos; la entrega es definitiva. Solo así es posible resucitar el misterio de 'Atlàntida'; de una obra compleja en la que mitología, historia y religión se dan la mano. Y, sobre todo, es posible hacerlo con la cercanía necesaria: colocando en un espacio accesible e inteligente una obra fascinante.
Ficha técnica
Manuel de Falla y Ernesto Halffter: 'Atlàntida'. Intérpretes: José Antonio López (Corifeo y Falla anciano), Gemma Coma-Albert (Pirene), Marta Huerte Donázar (Isabel), Rubén Lardies (Gerión), Leire Peralta (niño y paje), Coral de Cámara de Pamplona, Rinaldo Zhok y Naiara Egaña (piano), Salva Tarazona (percusión). Director de escena: Tomás Muñoz. Director musical: David Gálvez Pintado. Lugar: Museo Universidad de Navarra. Fecha: 5-III.
Crítica de Jorge de Persia, para La Vanguardia del estreno absoluto de la versión camerística de "Atlántida" de Manuel de Falla. Una coproducción de la Coral de Cámara de Pamplona y el Museo Universidad de Navarra.
(5 de marzo de 2022. Museo Universidad de Navarra)
Manuel de Falla, Ernesto Halffter
Coral de Cámara de Pamplona
Dirección musical, David Gálvez Pintado
Dirección escénica, Tomás Muñoz
Producción Coral de Cámara de Pamplona y MUN
Corifeo/Falla anciano: José Antonio López (barítono)
Pyrene: Gemma Coma-Alabert (mezzosoprano)
Isabel: Marta Huarte (soprano)

Crítica de Teobaldos, para Diario de Noticias del estreno absoluto de la versión camerística de "Atlántida" de Manuel de Falla. Una coproducción de la Coral de Cámara de Pamplona y el Museo Universidad de Navarra.
(5 de marzo de 2022. Museo Universidad de Navarra)
Manuel de Falla, Ernesto Halffter
Coral de Cámara de Pamplona
Dirección musical, David Gálvez Pintado
Dirección escénica, Tomás Muñoz
Producción Coral de Cámara de Pamplona y MUN
Corifeo/Falla anciano: José Antonio López (barítono)
Pyrene: Gemma Coma-Alabert (mezzosoprano)
Isabel: Marta Huarte (soprano)


Crítica de Xabier Armendariz, para Diario de Navarra y Scherzo del estreno absoluto de la versión camerística de "Atlántida" de Manuel de Falla. Una coproducción de la Coral de Cámara de Pamplona y el Museo Universidad de Navarra.
(5 de marzo de 2022. Museo Universidad de Navarra)
Manuel de Falla, Ernesto Halffter
Coral de Cámara de Pamplona
Dirección musical, David Gálvez Pintado
Dirección escénica, Tomás Muñoz
Producción Coral de Cámara de Pamplona y MUN
Corifeo/Falla anciano: José Antonio López (barítono)
Pyrene: Gemma Coma-Alabert (mezzosoprano)
Isabel: Marta Huarte (soprano)

Crítica de Arturo Reverter en Beckmesser del estreno "Hacia la luz" del compositor Sánchez-Verdú, por parte de La Orquesta y Coro Nacionales de España, junto a la interpretación de dos obras de Mendelssohn.
(11, 12 y 13 de febrero de 2022. Auditorio Nacional)
Orquesta y Coro Nacionales de España
Ryoko Aok, cantante de teatro noh japonés
Ruth Iniesta, soprano
Coro de la Comunidad de Madrid
Coro de Radio Televisión Española
Coral de Cámara de Pamplona
Director
Miguel Harth-Bedoya
Enlace a la noticia


Crítica de Alberto González Lapuente en ABC del estreno "Hacia la luz" del compositor Sánchez-Verdú, por parte de La Orquesta y Coro Nacionales de España, junto a la interpretación de dos obras de Mendelssohn.
(11, 12 y 13 de febrero de 2022. Auditorio Nacional)
Orquesta y Coro Nacionales de España
Ryoko Aok, cantante de teatro noh japonés
Ruth Iniesta, soprano
Coro de la Comunidad de Madrid
Coro de Radio Televisión Española
Coral de Cámara de Pamplona
Director
Miguel Harth-Bedoya
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Crítica de Teobaldos al concierto "Réquiem for my friend" dentro del Festival de Música Contemporánea de Navarra NAK(R)evolución (12 de septiembre de 2020)
“Hermosa tradición de lo nuevo”
Sigue incidiendo el Festival Nak en su lema de este año, la importancia de la tradición en las vanguardias. El concierto que nos ocupa acorta un poco más las distancias entre ambos movimientos que los dos conciertos anteriores, ya que las obras propuestas, sobre todo el Pie Jesu de Roca Romero –estreno absoluto– y el Réquiem de Preisner, que en Pamplona estrenó la Capilla de la Catedral (DIARIO DE NOTICIAS, 27/03/2005), aun con sus leves choques tonales, se escuchan con sumo agrado, sin demasiada sensación de que se abandone lo tonal. El ángel dormido, de Bráviz, para órgano fue un poco más abstracta. El Pie Jesu funciona aquí como un muy bello motete para voces blancas donde, verdaderamente, se lucen, las mujeres de la Coral de Cámara de Pamplona. Y es que las sopranos y altos consiguen un volumen sonoro poderoso y envolvente, gracias al empuje en los agudos de las sopranos y al pedal y cimiento de las altos –esta cuerda, porque no se suele dar muy e menudo, excepcional–. Dos extremos que solucionan muy bien las intérpretes: el comienzo, con una entrada francamente aguda y dura, y el final, con un matiz pianisimo precioso. Entre medio el crescendo hasta el fuerte y posterior diminuendo. Cumple con creces el bajo –casi con obligación de octavista– en la introducción gregoriana. El ángel dormido fundamenta en registros graves cavernosos un matiz más bien oscuro de toda la obra, que despierta al final, hasta con el registro de campanillas, una meditación a lo Messiaen. Echechipía le saca partido al órgano de los Carmelitas.
En esta segunda audición del Réquiem de Preisner nos reafirmamos en la calidad y veracidad de sentimientos a la muerte de un amigo que transmite. Brilla sobremanera la soprano solista: Dorota solventa los terribles agudos que se le imponen y borda los pasajes más delicados y en matiz piano. Su voz aporta cuerpo y volumen a esta partitura que, en muchos tramos, corre con fragmentos que otros Réquiem confían al coro. Por ejemplo, el tremendo Lacrimosa, un grito desesperado en solista y coro. Buena complementación entre soprano y coro femenino, que se volvió a lucir en esta obra; el coro masculino tiene menos presencia y cumplió. Precioso el pasaje Promisisti, con el sonido tenido, arriba. Y el Sanctus y Agnus, incidiendo en el tremendo dramatismo de la obra. La versión se hizo en reducción canto-órgano. El órgano de tubos aporta texturas con la registración bien hecha por Echechipía, pero no es lo mismo que los timbres orquestales que aporta la versión original –saxo, arpa, piano– y sobre todo la cuerda, que, llena más algunos pasajes entrecortados de la composición. Esa es la impresión que me dio, de lo que recuerdo del día del estreno. La canción final a capella es un resumen melancólico y sereno, ya, de la inevitable muerte; la Coral la interpresa con un sonido muy hermoso y acogedor. El público aplaudió puesto en pie. Y es que se reciben muy bien estas obras entreveradas de tradición y modernidad.
Crítica de Jorge de Persia al concierto presentación de 'Añapse erdam' (1 de diciembre de 2019)
“Músicas y crítica a Franco en la Residencia de Estudiantes de Madrid”
En estas últimas semanas se están conmemorando con actos diversos, los ochenta años de aquella marcha forzosa que –acabada la Guerra Civil- llevó a miles de personas a las duras circunstancias del exilio. A las largas y penosas caravanas de catalanes en dirección a la frontera con Francia, se sumaron muchas personas que –dada la circunstancia de ser Barcelona la sede del gobierno de la República- habían llegado especialmente desde Madrid o Valencia para colaborar, estableciéndose en la ciudad. Cuatro de ellos entre otros, músicos compositores destacados de la generación de quienes habían nacido en torno al cambio de siglo fueron los madrileños Rodolfo Halffter, Salvador Bacarisse y Julián Bautista, y el navarro Fernando Remacha. Todos miembros del llamado “Grupo de los 8” vinculado a la Residencia de Estudiantes de Madrid en los años 30, y ya en Barcelona, participantes de numerosas actividades, junto a Robert Gerhard incluso, en el campo de la cobla y canciones del frente.
La circunstancia que motiva estos comentarios es la presentación de un CD y la interpretación por la Coral de Cámara de Pamplona dirigida por David Gálvez, de obras de Remacha, Bacarisse, Bautista y Arturo Dúo Vital en un sitio que fue muy significativo para la generación como es el salón de actos de la Residencia de Estudiantes de Madrid, que ostenta el mismo piano que en aquellos años utilizaban en compañía de Federico García Lorca o Gustavo Durán. El concierto –una síntesis del CD- nos dejó oír obras de interés, y una de mucha significación: el Romance del rey Rodrigo para coro mixto y dos soprano y mezzo solistas compuesto en el exilio en 1956 por Julián Bautista, en principio pensada para la Coral de Cámara de Pamplona, aunque nunca cantada hasta el momento. Quizá por lo que suponía en aquellos años asumir la dura metáfora que, mentando la traición del rey Rodrigo, aludía también a la de Franco. Dura y clara, magistral palabra de un exiliado, hecha coro, de unos 20 minutos, con imágenes teatrales, gran consistencia vocal, modernidad en el tratamiento polifónico y muy expresiva, y cantada en esta ocasión con gran autoridad y musicalidad bajo la dirección del titular de la Coral, David Gálvez.
Crítica de Koldo Pastor al concierto SACRUM SI BREVIS... (24 de marzo de 2018)
El pasado sábado día 24 de Marzo la Coral de Cámara de Pamplona ofreció un concierto memorable en la capilla de la Virgen del Camino de la iglesia de San Cernin. El programa consistió en un inusual repertorio del clasicismo vienés y de sus más genuinos representantes, J. Haydn y W. A. Mozart. La originalidad del programa consistió principalmente en ofrecer una interesante interpretación de un repertorio que equivocadamente podría considerarse como menor en la abundantísima producción de estos autores, como son sus respectivas Missa Brevis y el Ave Regina Caelorum Hob.XXIIIb en La mayor de Haydn, y todo ello con acompañamiento de un trío de cuerda y órgano positivo. Obras de indudable dificultad, con los elementos típicos de la llamada Misa Vienesa, las figuras retóricas del periodo clásico y de una honda expresividad religiosa; todo ello resuelto de forma magistral por el director especialista invitado Jordi Casals, los Solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla, con instrumentos adecuados para este género, no solo en sus cuerdas y arcos sino en la afinación de la época, así como el coro y solistas de la Coral de Cámara.
Dicho cuarteto ofreció además, y a modo de interludios, dos sonatas de iglesia (Kirchesonatas K212 y K145), escritas por Mozart para esta formación llamada en su tiempo Trío de Iglesia, así como un poco conocido concierto para órgano y cuerdas en Fa mayor de J. Haydn. Todo esto en las tonalidades de las misas para mayor coherencia del programa.
Hay que destacar la gran calidad interpretativa de dicho cuarteto, auténticos especialistas y cuya cuidada articulación, muy en el estilo de la época, afinación impecable y matices de una sutileza sorprendente hicieron las delicias de los asistentes. Así mismo la ornamentación adecuada y el vibrato justo fueron el ejemplo magistral de como debiera interpretarse la música de este periodo clásico y más en concreto de estos compositores.
En lo referente al trabajo coral se puede decir que rozó la perfección. El trabajo exhaustivo y cuidado del director titular David Gálvez, el de un director con gran experiencia en este género de música como es el citado Jordi Casals y un coro en estado de gracia dieron el resultado sobresaliente que todos esperábamos. Afinación, empaste, color tímbrico y ajuste casi perfecto hicieron que el resultado no solo encandiló sino que emocionó al público.
Mérito también de Jordi Casals los tempi reposados que esta música religiosa requiere, las dinámicas contenidas, las emotivas pausas entre frases, la amplia gama de matices conseguida y siempre una dicción clara y entendible de los textos en las partes de escritura homófona.
Destacable así mismo el papel de los solistas, todos ellos integrantes del coro, como buen exponente de la calidad vocal de sus integrantes. Especial mención para Marta Huarte que sin demérito de los restantes hizo una preciosa interpretación junto a Isabel Señas de Ave Regina caelorum de Haydn. Esta última también magnífica, resolvió su papel con calidad y limpieza indiscutibles, con voz diáfana, timbrada y afinación casi perfecta, atacando con facilidad el Do# agudo del final de su intervención.
El cuarteto vocal de la Missa Brevis de Mozart fue otro de los elementos a destacar en este emotivo concierto. Quizás no destacó tanto como el resto por faltar algo de proyección sonora. De los cuatro, fueron las voces agudas; soprano (Lorena Baines) y tenor (David Echeverria) las que más llegaron al público, quedando las otras dos un tanto discretas salvo en algún corto episodio. Posiblemente adelantando dicho cuarteto hubiese lucido más su intervención aunque es comprensible la dificultad que esto conlleva.
Como conclusión se puede afirmar sin riesgo de exagerar o caer en adulaciones innecesarias que fue un concierto para recordar y una auténtica lección magistral de lo que es interpretar la música religiosa y/o profana del llamado siglo de las luces.
Como posdata y sugerencia a la organización, añadiría la conveniencia de adecuar la temperatura en los locales de conciertos y la necesidad de ampliar el espacio entre el conjunto musical y el público aún a costa de limitar algo las localidades disponibles.